El conservadurismo va cambiando según progresa la sociedad y se va afianzando en diferentes contextos temporales y espaciales. El conservadurismo es el afianzamiento -con el paso del tiempo- del progresismo. Un progresismo que ya no quiere progresar más y quiere estancarse, es decir, conservar sus valores y principios culturales para conformar una sociedad la cual cree que ya ha progresado lo suficiente. 

Ejecución del rey Luis XVI

Ejecución del rey Luis XVI de Francia

La ideología conservadora, dicen algunos autores, es una ideología de orden. Estamos ante una cosmovisión de la realidad política que surge como reacción a algún tipo de cambio sustancial en la organización de la sociedad. Por tanto, el conservadurismo va cambiando según progresa la sociedad y se va afianzando en diferentes contextos temporales y espaciales. No era lo mismo ser conservador en 1800, por ejemplo, después de la Revolución Francesa, que serlo a día de hoy en un mundo donde la economía de mercado esta afianzada y donde el catolicismo tiene todavía un peso importante en sociedades como la española, por ejemplo. En 1800, el conservador era aquel que defendía los valores del antiguo régimen. Defendía incluso los regionalismos, los estamentos, el régimen gremial, y una economía más discreccional y centralizada de acorde a las necesidades del reino.

El primer conservadurismo que surge lo hace como reacción a la Revolución Francesa. Se denomina pues, conservadurismo reaccionario. Lo que pretende es borrar la Revolución y volver al modelo del antiguo régimen. Rechaza la modernidad que proponen los ilustrados franceses. Para el conservadurismo, la idea central está en la tradición. Es lo que da legitimidad a las instituciones, el papel de la tradición, y no cualquier tipo de revolución que pretenda instaurar un régimen nuevo que no tenga en cuenta el progreso a lo largo de la historia de una comunidad dada. Pero claro, ¿qué ocurre cuando los valores instaurados en la Revolución Francesa han perdurado un centenar de años? ¿Son ahora estos valores la tradición?

El origen del poder para los conservadores reaccionarios es divino, como no podía ser de otra manera. Es una ideología que reacciona contra el racionalismo, la democracia, el liberalismo, etc. Para ellos, la igualdad es una entelequia que no existe en la naturaleza. Piensan que los valores de la Revolución no son realistas y conducirá a la anarquía. Está muy unido al pesimismo religioso, donde el hombre está marcado por los pecados capitales. El ser humano necesita jerarquía, autoridad, disciplina, etc. Y la religión actúa como instrumento de orden social. El ser humano está sujeto a pasiones y no puede autogobernarse. Así pues, el pueblo como fuente de soberanía que consiente una democracia representativa, queda rechazado.

El "Serment du Jeu de Paume", grabado de Faizan y Navellier de 1890. Revolución francesa

El «Serment du Jeu de Paume»,

Grabado de Faizan y Navellier de 1890.

Revolución francesa

También se opone al materialismo y al libre mercado. Hay que entender que el capitalismo se va afianzando durante el siglo XIX, por lo tanto, la concepción del libre mercado era una doctrina económica relativamente nueva y poco arraigada en las sociedades de finales del siglo XVIII. Hoy en día, ser conservador puede ser perfectamente defender al libre mercado. Lo que se defendía en el antiguo régimen era el sistema gremial. Además del ámbito económico, el conservadurismo también tiene atribuido un giro en relación al nacionalismo. A partir de 1870 con la guerra franco-prusiana, el nacionalismo empieza a cambiar. La idea de nación cívica creada-construida contra la nación cultural eterna. Aquí, ésta última empieza a vincularse con el conservadurismo. El nacionalismo se hace conservador. Mientras que, a raíz de la Revolución Francesa, la idea de nación era la progresista, el conservadurismo estaba ligado al antiguo régimen y al término de súbdito de la monarquía y no como ciudadano nacional.

El autor Hirschman identifica 3 tipos de pensamiento reaccionario, es decir, volver al régimen anterior. La tesis de la futilidad, que opina que la revolución no ha servido para nada, lo que se logró se iba a lograr igualmente con el paso del tiempo. La tesis del efecto perverso, el resultado de la revolución es el contrario al esperado, como, por ejemplo, la autocracia impuesta por Napoleón. Y, la tesis del riesgo, la cual indica que con la revolución se puede perder los avances conseguidos hasta el momento.

Otras dos de las ramas del conservadurismo son la neorreaccionaria y la conservadora moderada o también llamada conservadora liberal. Los conservadores neorreacionarios, pretenden simple y llanamente entregar el Estado a una empresa. Mediante la recuperación de valores reaccionarios en nuestros días, abogarán por una monarquía y una aristocracia peculiar llamada cameralismo. Una tecnocracia de altos directivos empresariales. Una forma de admitir el sistema neoliberal y asimilarlo donde la forma política del antiguo régimen se adapte y se integre en un sistema empresarial regidor de la comunidad política. Una mezcla de libre mercado y autoritarismo político, como, por ejemplo, podría ser Singapur. Para ellos, la democracia es el enemigo, no así el libre mercado, y, por tanto, el objetivo es salir de una “catedral” dominada por los sistemas democráticos que no son sino resultado de los valores ilustrados propios de la Revolución Francesa.

Por otro lado, el conservadurismo moderado, no supone una rama tan extravagante del conservadurismo. Es un tipo de ideología que está muy presente no solo a día de hoy, sino a raíz de la Revolución inglesa del siglo XVII. Esta deriva del conservadurismo también se conoce como conservadurismo liberal, lo cual puede parecer un oxímoron, por lo que, desde este artículo nos decantaremos por el término conservadurismo moderado. Y es que, este conservadurismo no se opone al cambio. Pero siempre que el cambio no sea radical y se lleve a cabo de forma gradual y paulatina. No se oponen al liberalismo, pero rechazan cualquier tipo de revolución. Es por ello, que tiene su máxima expresión en Edmund Burke, británico y partidario del modelo inglés basado en una limitación de la monarquía absoluta a través del parlamento. Se introducen pues, elementos del liberalismo tales como la división de poderes, principio de legalidad, imperio de la ley, etc.

Es necesario advertir, que a día de hoy en los partidos denominados “liberales”, podemos encontrar también una mezcla de partidarios del conservadurismo liberal y de partidarios del liberalismo. Aunque, como espero y se haya dejado entrever, los valores conservadores van cambiando con el tiempo y afianzándose en un período de tiempo y espacio geográfico determinado. Así pues, dentro de los partidos liberales, si atendemos al nivel societal y cultural, podemos atisbar diferencias respecto al aborto o a la eutanasia, por ejemplo. A día de hoy, al menos económicamente, ser liberal es ser conservador.