El ecologismo es una ideología que aunque no pueda llamarse de izquierdas o de derechas, tiene su origen en las clases sociales más conservadoras que reivindicaban una vida rural en contra de la creciente industrialización.

Hrensko después de combustión, República Checa, 23 de abril de 2023

Hrensko después de combustión, República Checa, 23 de abril de 2023

Fue en 1866 cuando el zoólogo y naturista alemán Ernst Haeckel acuñó el término “ecología” proveniente del “Oikos griego”. Tal concepción griega significaba el hogar, la familia, la unidad mínima de organización social dentro de las ciudades-estado, de las polis griegas. Los Oikos suponían una unidad económica y social, que por supuesto, desarrollaban actividades productivas agrícolas y pecuarias. Por tanto, el término “ecología” surge como el estudio del hogar, eco-logía. Y surge como una reivindicación de la vida familiar, convencional y rural en contra de la creciente industrialización, sobre todo en Alemania, en la segunda mitad del siglo XIX. Cuando las nuevas formas productivas y de organización de la sociedad, producen unos cambios nocivos no solo para el medio ambiente, sino también para el tradicionalismo. Pero también surge como estudio del hogar de los seres humanos y de sus distintas especies del planeta tierra. Como un sistema natural autorregulado. Como una rama de la biología.

Desde la década de 1960, se ha convertido en un término político a partir del movimiento verde. Institucionalizándose en la década de 1970 en partidos políticos, y siendo el partido de los Verdes alemanes, como el pionero del movimiento ecologista. Es necesario advertir, que tal movimiento surgió en un contexto de Guerra Fría, donde también surgió el movimiento “Hippie” alrededor de mayo del 68 y de la Guerra de Vietnam. Un contexto de posibles consecuencias catastróficas para el medio ambiente. Por tanto, el término ecologismo moderno va unido al término “ambientalismo”, y responde a una crisis ecológica, donde se trata de repensar una relación alternativa productiva del los seres humanos con el planeta.

El ecologismo -al igual que todas las ideologías y doctrinas políticas- ha ido mutando. Dependiendo del contexto temporal en el que nos encontremos, podemos catalogar a esta ideología como de derechas o de izquierdas (si queremos atenernos a tal dicotomía). A modo de ejemplo, el Partido Nazi, también simpatizaba -en teoría- con la mistificación de una Alemania pura y conservadora que volviera a las raíces anteriores a su industrialización. Aunque, posteriormente el militarismo alemán y su nacionalismo se impuso. Pero también en el conservadurismo que rechazaba la Revolución francesa. Pues el conservadurismo es familia y tradición, es decir, eco-logía, Oikos griego. Sin embargo a día de hoy, vemos impensable tal concepción desde la derecha política. Pues aquellos que claman contra la industrialización son los detractores del capitalismo y del neoliberalismo. Aquellos son, la llamada izquierda política.

Manifestación en el sur de Holanda

Manifestación en el sur de Holanda

El ecologismo, rechaza la concepción antropocéntrica del pensamiento político. Tal concepción no hace sino que minar la relación que tiene la humanidad con el planeta tierra, colocándose en una posición privilegiada. Pues los humanos se servirán de la naturaleza como recurso -muchas veces ilimitado- sin tener en cuenta las consecuencias que tal explotación pueda tener para las diferentes especies habitantes. El ser humano no debe ocupar el centro de las políticas, sino que se debe ampliar el espectro y no solo mirar por el bienestar de la humanidad a corto plazo. Claro que, visto lo visto, el desechar una concepción antropocéntrica bien pudiera retornar en un bienestar humano al menos a largo plazo.

Así pues, el ecologismo tiene una especial visión de la naturaleza y sobre todo en relación a cómo los seres humanos se relacionan con ella, y cómo se comportan e interactúan los diferentes ecosistemas de la naturaleza. Es decir, cómo se armoniza en relación con los humanos. Por ejemplo: tanto las corrientes liberales como las socialistas ven en la naturaleza un recurso que satisface a la humanidad. Los liberales la perciben como un valor a explotar, como servicio y recurso necesario. También los socialistas, aunque éstos tienen una concepción más armoniosa y romántica de la misma. Además, como la naturaleza no sirve al interés individual sino a un interés colectivo, cualquier amenaza colectiva que provenga de la sobre explotación supondrá una limitación de la misma.

Las percepciones conservadoras se decantan por una naturaleza cruel, por la cual la humanidad se siente amenazada. Por tanto, la humanidad se erige como garante de un futuro desastre con una naturaleza que ha de ser preservada. El ser humano es superior en todos los aspectos y debe controlar el medio ambiente a su antojo. Esto no quiere decir que no se preserve el planeta tierra. Mientras que los fascistas -corriente muy conservadora- mistifican la naturaleza en relación a la nación y creen que la nación eterna tiene relación mística con la eternidad del planeta. Aunque en la práctica, la concepción en contra la industrialización y el capitalismo, y la defensa del ecologismo, caerá por su propio peso.

Los anarquistas la perciben como una auto regulación legítima, efectiva y eficiente. Ven en la naturaleza un espejo donde mirarse para la propia organización social. Pues los anarquistas rechazan la dominación y la jerarquía. Pretenden una ecología y una armonía social. Aunque bien es cierto que la traslación de la armonía natural a la social, requiere matices. Las corrientes feministas, por su parte, suelen relacionarse con la naturaleza bajo la percepción de la fertilidad, y en sintonía con ella. Mientras que los hombres son objeto de cultura y conflicto.

Manifestación en Glasgow, octubre de 2022

Manifestación en Glasgow, octubre de 2022

Es decir, aquí de lo que se trata es del tipo de relación que se crea legítimo en relación con la naturaleza. En términos sociales, culturales, económico-productivos, religiosos, etcétera. Dentro de la pura visión más ecologista como ideología propia, existe una divisoria entre el ecologismo profundo y el superficial. En tanto en cuanto, el primero es considerado como más radical, y el segundo como más moderado, siempre en relación con la naturaleza, claro. Mientras que el primero, pugna por un ecocentrismo donde incluso la figura del ser humano quede subordinada, el segundo aboga por un antropocentrismo suave. Mientras que el primero se decantan por un misticismo natural, el segundo quiere conocer la naturaleza científicamente. Mientras que el primero quiere unos derechos para los animales donde se proteja la acción humana sobre ellos, el segundo quiere otorgarles un bienestar animal.

En cualquier caso, con el ecologismo no estamos ante una ideología fina como tal. Pues con el ecologismo sí es posible -aunque de forma más relativa- explicar muchos de los fenómenos político sociales. Pero tampoco estamos ante una ideología densa. La economía, la cultura, la sociedad, se puede explicar desde el ecologismo, al menos de forma superficial. Pues si surge como reacción al industrialismo, las primeras concepciones tendrán, necesariamente, que estar en contra del capitalismo. Y decantarse por formas productivas más tradicionales. El problema surge, cuando a día de hoy, el capitalismo es la forma tradicional de producción, y el ecologismo se circunscribe más a corrientes de izquierda.

En relación al ecologismo del siglo XXI, se encuentra enmarcado dentro de la globalización, del hiperconsumismo e hiperindustrialismo, de la necesidad de implementar políticas para reducir el impacto negativo de la hiperproducción a nivel internacional, y también, de la responsabilidad que los países industrializados tienen sobre los países en vías de industrialización. Pues son éstos los que más aportan al calentamiento global. La necesidad de buscar alternativas a los combustibles fósiles y de producir alternativamente se vuelven de vital relevancia en un contexto en el que, la mayoría de la comunidad científica, advierte de las consecuencias humanitarias del deterioro de la capa de ozono.

Pero debido a la competencia entre los Estados-Nación y a la dificultad de establecer una política internacional coactiva, sumado al poco consenso que existe en torno a aquello de, qué es el ecologismo y cuales son sus causas y sus consecuencias, retorna en una imposibilidad de concluir una unificación y líneas de actuación. Más y cuando al ecologismo, suele unírsele otro tipo de ideología y otras culturas para intentar completarlo.