El Fascismo
Para entender qué es aquello a lo que llamamos fascismo, debemos irnos hasta la Primera Guerra Mundial. Una guerra de competencia imperialista y nacionalista en el ámbito geográfico europeo, donde las diferentes naciones de Europa se disputaban el poder que otorgaban las revoluciones industriales y el imperialismo en África y Asia.
Mussolini y Camisas Negras
El fascismo surgió en Italia, en torno a la figura de Benito Mussolini, que fue expulsado del partido socialista italiano en 1914 por defender ideas nacionalistas contrarias al partido de izquierdas. Fascio hace referencia a un haz, en este caso, a un haz de varas con cuchilla como instrumento de guerra y autoridad en tiempos del Imperio romano. Y es el que, el fascismo es preeminentemente nacionalista, por encima de todo. Y es precisamente nacionalista porque la Italia que salió de la Primera Guerra Mundial, pese a pertenecer a la parte vencedora, no salió bien parada tras las negociaciones del armisticio.
Pero aquí lo que nos ocupa, es conocer realmente a través de un repaso de una extensa literatura de estudios y autores, qué es a lo que nos referimos cuando llamamos a alguien fascista. Y es que, en el centro de todo está la nación encarnada por un Estado totalitario. Como dijo el propio Mussolini, todo dentro del Estado, nada fuera del Estado. La tradición también tiene un papel central, pero es una tradición que alude a un pasado tradicional para tener una visión mística de la nación, a épocas gloriosas. Pero de lo que se trata, es de construir una nación nueva y moderna. La nación, por tanto, es una nación eterna, una nación que viene de un pasado y la cual tiene un objetivo a futuro.
Mussolini y Hitler 1940
Como en el eje central de la ideología fascista está la nación, lo que se pretende es que esa nación sea una comunidad armónica donde no exista el conflicto interclasista. Rechaza la lucha de clases como teoría marxista del conflicto, y quiere que todos formen parte de un mismo cuerpo. Esto se lleva a cabo a través de lo denominado sindicato vertical, donde se pretende eliminar cualquier conflicto que pueda surgir. Permite la diferenciación por clases y por oficio, pero sin conflicto entre ellos, una supresión del mismo de forma discrecional. En realidad, es una forma de aceptar que existe, pues si dentro de una nación no existiera tal lucha, ¿para qué subsumir la nación dentro de un cuerpo orgánico para mitigarlo discrecionalmente?
También son un movimiento de masas que se dirigen a través de un redentor, el cual es el encargado de aglutinar todas las demandas de la nación en su conjunto, por lo tanto, es el encargado de crear nación. La nación nueva y moderna de la que se mencionaba, se caracteriza por la juventud, entrega, virilidad, potencia, etc. Son revolucionarios que pretenden crear una nación nueva a través de una ingeniería social. Hay que entender que la mayoría, o casi todos, por no decir todos los nacionalismos se basan en momentos de crisis o pérdida de la identidad de una comunidad imaginada. Y los fascismos son nuevas concepciones comunitarias en contra de las viejas naciones liberales del siglo XIX y donde la nación italiana, a su parecer, estaba en juego como comunidad identitaria.
El fascismo es competencia y no cooperación como puede ser el socialismo. Es competencia, pero, en relación con el ámbito exterior, es una lucha entre Estados, la supervivencia del Estado más fuerte. La guerra es positiva. Es donde se prueban las naciones nuevas, jóvenes y vigorosas. Es algo natural, y, por lo tanto, tenderá hacia el imperialismo a través de la competencia. Es donde los individuos demuestran la fe ciega en una nación eterna. Entonces, como tenemos un contexto de lucha y competencia, siempre hacia el exterior, lo que hacen es admitir un conflicto que niegan de cara al interior de sus fronteras, por lo que, tenemos una contradicción. Además, algo muy importante a señalar, es que, debido a esta característica de competencia, tiene muy buen encaje con el neoliberalismo económico en el interior de la economía de un Estado, pues el fascismo casaría con una economía de mercado, eliminando el conflicto a través de un sindicato vertical, permitiendo diferencias sociales por razón de oficio y ostentando un régimen no democrático que encarnase la visión de la nación eterna.
Y, sobre todo, lo que hay que tener en cuenta, es que el fascismo canónico es el descrito, el que surgió en la Italia de entreguerras y que después se fue modificando y extrapolando a otros países y mezclándose con otras ideologías y coyunturas políticas. Hoy en día, existe un división reconocida por algunos autores y no tanto por algunos otros. Hablamos del neofascismo y del postfascismo. En cuanto al neofascismo, son aquellas ideologías que de alguna manera reivindican ser herederos del fascismo originario de la época de entreguerras. Mientras que el postfascismo, no hace referencia ni ningún tipo de reivindicación al fascismo anterior, pero sí se puede apreciar cierta sintonía en el discurso y en las ideas. También hay autores que opinan que tal división no existe, pues el fascismo es una ideología deslegitimada y criticada en su mayoría, y podría haber ideologías que siendo neofascistas quieran esconder tales principios.
Al igual que ocurre con los términos derecha radical o extrema derecha. En este caso cuando se habla de derecha radical quiere decir ideologías que se encuadran dentro de la derecha del espectro político, pero que participan en las reglas del juego democrático liberales. Si nos referimos a la extrema derecha, en este caso, significa que de alguna manera no se participa en las reglas del juego de la democracia. Otros autores prefieren eliminar tal dicotomía y hablar directamente de ultraderecha para englobar a los dos conceptos.
La mayoría de la derecha radical que se inserta dentro del sistema democrático pueden provenir o no del fascismo, pueden ser o no neofascistas o postfascistas, por lo que, no significa que todas las derechas radicales reivindiquen un ideario fascista.
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