La teoría feminista -o la ideología feminista- se encuadra dentro de las llamadas ideologías finas, como ya hemos mencionado en otros artículos. Son ideologías, en contraposición a las densas, que no pueden explicar una cosmovisión política completa, como en el plano de la economía, por ejemplo. También se encuadra al feminismo alrededor de la teoría social crítica.

We can do it

We can do it

Es decir, una teoría de crítica social a un orden establecido e imperante. Es decir, sobre todo una crítica al capitalismo y a las relaciones sociales y productivas que éste encarna, e impregna las relaciones humanas y la vida de los seres humanos, los problemas, conflictos y disputas desgranados de tal sistema. Tal crítica, tiene su origen en Marx, y una continuidad en la Escuela de Fráncfort con teóricos como Adorno, Marcuse o Habermas, entre otros. Pues bien, la teoría feminista es una crítica social, pero como veremos tiene varias vertientes ideológicas de crítica, no solo aquella que critica al capitalismo liberal, sino también aquellas que defienden fehacientemente el capitalismo.

Existen varias Olas de feminismo, todas ellas con sus contextos y textos reivindicativos a través de figuras ilustres y que han pasado desapercibidas a lo largo de la historia. Cierto es que muchas veces no hay consenso entre la tercera y la cuarta Ola, como veremos. Lo que sí está claro es que, como todas las ideologías que hemos visto, el punto álgido donde poner un origen es la Revolución Francesa. Exacto, la revolución que guillotinó al rey francés Luis XVI y otorgó la soberanía a la nación francesa, al pueblo francés, al menos en teoría. Pues como se vio posteriormente, la homogeneización de la nación como sujeto activo político con poder soberano, lo fue en teoría para conformarla, pero en la práctica, una vez se derrocó a la monarquía francesa, las luchas de poder se trasladaron hacia el interior de la nación. Ni todos tenían derecho al voto (entre otros derechos políticos), ni todos tenían los mismos derechos sociales. Si además eras mujer, llevabas la carga de lo que llamamos interseccionalidad (desigualdades acumuladas). Podías ser pobre, y además ser mujer.

Las sufragistas, Londres

Las sufragistas, en Londres

La Revolución Francesa, que autoproclamó la Asamblea Nacional Constituyente, aprobó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en agosto de 1789. Posteriormente el 5 y 6 de octubre del mismo año se produce la Marcha hacia Versalles -al día siguiente se produjo el Asalto al Palacio de Versalles-, donde participaron un gran número de mujeres, produciéndose marchas solo de mujeres. Tuvieron un papel muy importante en la Revolución y sin embargo no quedaron representadas políticamente.

Por tanto, es aquí donde surge la primera Ola de feminismo, con Olympe De Gouges. Una de las grandes figuras de la Revolución. A modo de crítica, escribe en 1791 la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana. Posteriormente será guillotinada por los jacobinos. Con esta autora, empieza la fundación del movimiento feminista. Dentro de esta primera Ola, también tenemos la figura inglesa de Mary Wollstonecraft, quien insistirá en el acceso de las mujeres a la propiedad, a la cultura, a la política, a la educación, y en el reconocimiento a la desigualdad sufrida por ellas.

La segunda Ola de feminismo se da entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Todas las Olas posteriores son una ampliación y una consolidación respecto a la Ola anterior. Por eso, aquí lo relevante está en la crítica a la vestimenta de las mujeres y a su rol ejercido durante el siglo liberal como fue el XIX. Aquí también se empieza a relacionarse como movimientos como el socialismo, por ejemplo. El socialismo cree que la desigualdad de las mujeres tiene su origen en el capitalismo liberal. De ahí que se ligue, en muchas ocasiones, feminismo con socialismo o con el comunismo marxista, por ejemplo.

Lejos de hacer una descripción pormenorizada del pensamiento de las autoras y de los contestos intervinientes en esta segunda Ola, es necesario señalar algunos momentos y puntos relevantes de este contexto. Igual que Olympe de Gouges redactó la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana para corregir el texto fundacional de la Revolución Francesa. En 1848, se produce la Declaración de Séneca Falls para corregir el texto fundacional de la Declaración de Independencia Americana de 1776, donde igualmente las mujeres quedaban prácticamente excluidas.

Después de la Primera Guerra Mundial, se produce otro contexto de vital importancia para el movimiento feminista dentro de la segunda Ola. Se expanden los sufragios universales en EEUU y Reino Unido, principalmente y de forma paulatina. Pues las mujeres habían ocupado puestos de responsabilidad en sus respectivos países tras la marcha de los hombres al frente bélico. Tras la finalización de la contienda, las mujeres reivindicaban con más ahínco unos derechos políticos y sociales que se les había estado negando anteriormente.

Monumento a Millicent Fawcett, Londres

Monumento a Millicent Fawcett, Londres

En la tercera Ola tenemos un momento de enorme efervescencia y potencia del movimiento feminista. Algunos piensan que no existe distinción entre la tercera y la cuarta. Que la cuarta es una extensión de la tercera. En cualquier caso, la tercera Ola se inicia en la década de los 60. En plena Guerra Fría, con la Guerra de Vietnam, y con el movimiento de Mayo del 68 y el movimiento hippie. Un momento donde los regímenes tanto democrático-liberales se vuelven más autoritarios y los socialistas incluso más de lo que ya eran. Es aquí donde aparece la discusión entre el sexo biológico o como construcción social, con Simone de Beauvoir como precursora después de la IIGM.

Dentro de esta tercera Ola, surge el llamado movimiento de las medias rojas en EEUU con manifestaciones públicas, obras de teatro callejeras, etcétera. Son con este tipo de manifestaciones cuando surgen dos corrientes. Una denominada feminismo radical y otra llamada feminismo cultural. Se rompe con el feminismo anterior. La rama radical buscan romper con la concepción de género directamente. No hay distinción entre hombres y mujeres. Mientras que la rama del feminismo cultural busca una cultura femenina genuina diferenciada de la cultura de los hombres.

También es en esta Ola cuando se empieza a vincular al feminismo con otro tipo de desigualdades, las cuales se acumulan. Es el concepto ya mencionado de interseccionalidad, el cual se consolida en la cuarta Ola. Es necesario precisar, que en la década de los 60, ya se habían conseguido, mayormente, los derechos políticos reivindicados desde la Revolución Francesa. Por ello, se empiezan a explorar otros tipos de desigualdades en torno al movimiento feminista, como son las concepciones de género.

En la cuarta Ola, ya entramos en un feminismo globalizado contextualizado, por supuesto, en la era de la globalización. Una vez la URSS se ha disuelto y el sistema neoliberal impregna la vida cotidiana de norte a sur y de este a oeste del planeta. Por ello, el elemento central de la crítica feminista es el orden patriarcal. Un orden ligado al capitalismo que ha sido configurado por y para los hombres y que ha relegado a las mujeres a un segundo plano dentro del dicho orden. Al menos esta es la percepción del feminismo en la cuarta Ola. Es por ello, que la crítica al patriarcado es una crítica al capitalismo. También aparecen otras derivaciones como el ciberfeminismo y el ecofeminismo. Dos variantes del feminismo clásico, ligado primero a una nueva esfera de desigualdad en el mundo virtual y, segundo, ligado al ecologismo que incluso también podría unirse a la crítica del capitalismo y el patriarcado.

En definitiva, dentro del movimiento feminista existen 4 grandes grupos para comprender la práctica feminista a día de hoy: de los llamados feminismos radical y cultural, ya se ha hablado en el movimiento de las medias rojas en EEUU, al querer erradicar la concepción de género, o querer hacer una interpretación cultural sobre la cultura de las mujeres, respectivamente. Pero, también existen otros 2 grupos, por los cuales podemos entender a día de hoy el porqué en muchas ocasiones se producen dos manifestaciones diferentes en torno al día de la mujer, el 8 de marzo. Son los llamados feminismos socialistas y feminismos liberales. Para el socialista, la clave está en el capitalismo y en sus formas de producción y estructuración. Si existen desigualdades entre hombres y mujeres es debido al capitalismo. Una vez erradicado éste, se podrá acceder a una completa igualdad entre ambas concepciones de género. Además se promueven políticas de libertad positivas, es decir, políticas de fomento y a favor del feminismo. Mientras que para el liberal, lo que predican es una igualdad de género sin fomento por parte de las administraciones. Quieren una igualdad justa. Pero ni creen que tal concepción deba ser promovida en forma de políticas públicas ni tampoco piensan en que los males de las mujeres residan en el capitalismo. Simplemente, quieren una libertad sin intervención ni interferencia de ningún tipo, más allá de dejar a cada individuo libre con su género, sexo, sexualidad y cultura.