El sistema semi-presidencialista francés
El sistema semi-presidencialista francés surge tras la crisis de la cuarta república y sus problemas coloniales. Este sistema busca un equilibrio de poderes entre el Presidente de la República y el parlamento.
Prensa Le Figaro
La lógica que reside entre los diferentes sistemas de gobierno -parlamentario, presidencial y semipresidencial- tiene que ver con los equilibrios de poderes que se quieran establecer, y éstos a su vez derivan de la historia de cada nación, de cómo se han formado tras sus diferentes luchas internas por el poder del Estado.
En Francia lo que impera es un sistema semi-presidencialista. Es decir, tras la Constitución de 1958, lo que se buscó es un equilibrio de poderes entre el presidente y el parlamento (Asamblea Nacional). Si en el sistema presidencial -como en EEUU- los poderes están muy delimitados y equilibrados en relación al poder ejecutivo y al legislativo, en el sistema semi presidencial lo que se busca es mayor colaboración entre ambos sin estar totalmente separados entre sí. Por ello, el Presidente de la República francesa tiene la capacidad de nombrar al Primer Ministro francés (como el Presidente del Gobierno de España) que además deberá tener la confianza de la Asamblea Nacional (poder legislativo). También el Presidente de la República tiene la prerrogativa de presidir el Consejo de Ministros y representar al país en asuntos internacionales. El Presidente de la República francesa es el jefe del Estado francés.
Mientras que el Primer Ministro de Francia, al ser el jefe del Gobierno, tiene la potestad de dirigir la acción del mismo, responsable ante la asamblea. Juega un papel decisivo en la legislación al proponer leyes y decretos, participa en la elaboración y ejecución de la política de defensa, preside el Consejo de Ministros en ausencia del Presidente de la República, etcetera.
En el sistema semi-presidencialista francés, se exige la colaboración tanto del Presidente de la República como del Primer Ministros francés. Éstos, al acceder mediante elecciones diferentes, como son las elecciones presidenciales y las legislativas, pueden provenir de diferentes partidos politicos y por tanto de ideologías contrarias. Así pues, la moderación política y la colaboración es necesaria ya que ambos cuentan con poderes, prerrogativas y capacidades diferentes. En relación a las elecciones, también el presidente es elegido directamente por el pueblo, como en el presidencialista (EEUU), pero una vez éste es elegido debe nombrar al Primer Ministro ante la Asamblea Nacional cuando sea oportuno, de ahí la injerencia entre un poder y otro (entre ejecutivo y legislativo). Mientras que en EEUU lejos de existir un Primer Ministro, lo que existe es el Presidente del Congreso como un pseudo homólogo del modelo francés.
Panfleto electoral
Y ¿por qué hay Segunda Vuelta en Francia?
Otro de los hechos que hace que las elecciones en Francia sean atractivas es que los votantes son llamados a las urnas por dos veces en los mismos comicios en el sistema semi-presidencialista francés. Es decir, para las elecciones tanto presidenciales como las legislativas hay Segunda Vuelta. A este sistema se le denomina ballotage, y lo que pretende es que los candidatos sean elegidos finalmente en la Segunda Vuelta para optener un Amplio respaldo popular y no ser elegido minoritariamente. Así pues, es más fácil poner en marcha una legislatura que proporcione un amplio apoyo tanto al nuevo Presidente de la República como a una amplia mayoría en la Asamblea Nacional. También se quiere que con el sistema de ballotage se lleven a cabo consensos y alianzas (como la llevada a cabo para evitar que Le Pen se haga con gran parte de la Asamblea de Francia).
A diferencia, en el sistema presidencialista lo que se busca son unos poderes completamente separados y equilibrados para que ninguno pueda dominar al otro y a su vez todos sean fiscalizados por todos. A modo de ejemplo, el presidente de los Estados Unidos tiene la capacidad de vetar leyes que provengan del Congreso, pero éste a su vez puede levanter el veto con una mayoría calificada (pre establecida) de sus miembros. También, siguiendo con el ejemplo de EEUU, el presidente es elegido directamente por el pueblo, haciéndolo responsible ante él y no ante los congresistas. De esta manera lo que se consigue es un poder ejecutivo fuerte e independiente del poder legislativo, con capacidad de una rápida acción y efectividad sin necesidad de aprobación (según los casos) parlamentaria. El ejecutivo ejecuta y el parlamento legisla. Este sistema permite que el presidente sea una figura estable que no dependa de que el parlamento le pueda hacer una moción de censura, por ejemplo. Como contra partida el ejecutivo podría cada vez más acumular un poder el cual choca con las premisas por las que nació el sistema presidencialista. Aquí el ejecutivo no se haría con el poder del parlamento como pasaría en los sistema parlamentarios, pero el riesgo deriva de que el ejecutivo pueda suponer un poder folisizado y apartado de los demás poderes.
Por último, las diferencias que estriban con el sistema parlamentario, sería que en éste el ejecutivo al integrarse dentro del parlamento, podría hacerse con el control del mismo. Supongamos que en España existe una legislatura con mayoría absoluta. Aquí, como los miembros del ejecutivo también son parlamentarios, y son ellos quienes eligen al Presidente del Gobierno pero éstos a su vez están integrados dentro de un mismo Partido el cual ha sacado la mayoría y que además controla el Presidente, el riesgo de que exista una fusion entre el ejecutivo y el legislativo es enorme.
Así pues, el sistema semi-presidencialista francés pretende insertarse entre las lógicas políticas del sistema presidencialista y parlamentario. Una fórmula que quiere lo mejor de cada uno para hacer de los poderes unos colaborativos, eficientes, separados y estables.
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