La doctrina económica de Chávez

por | POLÍTICA INTERNACIONAL

Hugo Chávez llegó al poder en 1999 como resultado de unas políticas económicas neoliberales ineficientes. Aunque, como resultado de un pragmatismo político necesario, la doctrina económica de Chávez no se distanció mucho con el neoliberalismo imperante.

Obama con Chávez

Obama con Chávez

Para comprender, tanto “el caracazo” como la toma de poder de Chávez, nos basaremos en el petróleo como fuente de riqueza y motor de la economía Venezolana para esclarecer los modelos de las derivas económicas tanto antes como después de 1999, una vez el chavismo se implantó. Y es que, el denominado “Socialismo del siglo XXI” fue recogido por Hugo Chávez, que lo pronunció el 30 de enero de 2005 desde el V Foro Social Mundial. Pero el socialismo chavista no era otra cosa que la consecuencia necesaria de lo que él propiamente denominó, “el capitalismo salvaje”. Si Hugo Chávez era socialista era debido a que, según él, su país sufrió los estragos del “neocolonialismo”. Un neocolonialismo económico neoliberal dirigido sobre todo desde los Estados Unidos, que no hizo sino que configurar la doctrina económica de Chávez.

Pero el líder venezolano era ante todo un anticolonialista y nacionalista venezolano. Le pasaba como a Simón Bolívar en su época. Y si era socialista, es porque su país, según él, sufrió los estragos de un modelo económico contrario que atentaba contra su propia ideología, el nacionalismo anticolonial. Le pasó como a Fidel Castro. De ser el más capitalista, a pasar a ser el más socialista de latinoamérica. Aquí de lo que se trata es de esclarecer qué modelo económico conjuga mejor con nuestro modelo de nación. Si la comunidad imaginada (la nación) sufre, surgirán voces contrarias que se revelarán y se erigirán (efecto) contra la causa originaria -a su parecer, claro-.

Petrolera venezolana

Petrolera venezolana

La empresa petrolera PDVSA fue nacionalizada en 1976 por Carlos Andrés Pérez de Acción Democrática. Partido socialdemócrata signatario del pacto de Puntofijo. Venezuela es actualmente el país con mayores reservas de petróleo del mundo, por encima de Arabia Saudí. Y ya en el último cuarto del siglo XX, tanto el gobierno venezolano como las potencias extranjeras sabían de la relevancia de los recursos naturales venezolanos, en términos petrolíferos. Normalmente, cuando un Estado decide nacionalizar una empresa o un sector productivo, lo hace en aras de obtener un rédito a nivel nacional, en base a los intereses nacionales. El problema es que Carlos Andrés Pérez, con la nacionalización de PDVSA no lo consiguió.

Para que una empresa estatal funcione, se necesita que confluyan eficientemente ciertas variables. Pero una premisa fundamental, es que el funcionamiento de la misma esté puesto al servicio de la ciudadanía y no de la clase política. Este fue el argumento utilizado para que la cúpula de los ejecutivos de PDVSA fuera apartando de las funciones políticas de la petrolera al ministerio competente. Por tanto la nacionalización era de iure (en teoría, legal) que no de facto (de hecho). La empresa poco a poco se convertiría en un ente con objetivos transnacionales más que nacionales. Por supuesto, tal transnacionalización del petróleo venezolano afectaba de manera muy positiva a los precios de los combustibles de la economía estadounidense. Además, se implementaban políticas encaminadas a la reducción de las obligaciones fiscales, alegando pérdida de competitividad, entre otros pretextos. En 1991, PDVSA aportaba un 16% del PIB venezolano, mientras que en 1998, menos de un 5%. Pero esto, no debería de suponer un problema siempre y cuando una empresa funcione de manera eficiente. El problema en el caso venezolano es que no lo era. No generaba unos ingresos por empleados ni unas ganancias relativas, ni un retorno de patrimonio como el de sus competencias latinoamericanas.

Las políticas neoliberales del “Consenso de Washington” seguían muy presentes en la petrolera venezolana pese a su nacionalización en el 76. Los capitales internacionales comerciaban en Venezuela y salían beneficiados al cambio, por supuesto. Pero tal comercio no se traducía en un trato justo, eficiente y proporcional para la economía venezolana, al menos desde el punto de vista del petróleo. Cierto es, que ya en la década de los 90, la economía venezolana necesitaba una reestructuración, que se llevó a cabo desde las doctrinas económicas de Washington. Y pese a las propuestas positivas que pueda tener el neoliberalismo, el modelo económico no puede ir nunca en contra de los intereses nacionales. Y bien cuenta trae de ello Estados Unidos, capaz de instaurar políticas económicas proteccionistas si así lo requiere la situación para con sus propios intereses.

Nicolás Maduro

Nicolás Maduro

Por tanto, el motor de la economía chavista, tiene como punto de partida el petróleo. Se pretendía llevar a cabo una reforma de PDVSA. Así como una reestructuración de las políticas productivas y fiscales para retener parte del capital de la petrolera en el fisco venezolano. Muchos de los analistas de la época coinciden en el enfoque neoliberal de la política económica de Chávez. Pero lejos de que lo hiciera por convicción, lo hizo por ocasión y necesidad. Venezuela se convirtió a principios del siglo XX en el primer país exportador de petróleo en el mundo. Aunque consiguió poner coto a las políticas neoliberales, lo cierto es que también favoreció la entrada de capitales extranjeros, tales como en el sector bancario. Además de empresas con capital mixto (público y privado) para la puesta en marcha de sectores productivos tanto petrolíferos como de cualquier otro sector. En este caso, se llevó a cabo un cierto continuismo -aunque minimizado- del neoliberalismo anterior. Esta apertura, se hizo en parte, por necesidad. La necesidad de atraer inversiones y capital extranjero ante cierta fuga de capital nacional.

Esto no quiere decir que posteriormente no derivase hacia políticas redistributivas y sociales basada en una economía solidaria. Porque al fin y al cabo, el chavismo no quería dejar paso a la iniciativa privada y menos si esta procedía del extranjero. Su concepto de nación, en su convicción, tenía más que ver con el “Socialismo del siglo XXI” que con cualquier política económica que pudiera establecer. Y será esta ideología la que no desarrolle eficientemente la economía venezolana hasta que el petróleo venezolano vuelva a florecer. Todo dependerá de las coyunturas internacionales.