La Guerra Civil China, librada intermitentemente entre 1927 y 1949, fue uno de los conflictos más significativos del siglo XX. Esta guerra, entre el Partido Nacionalista Chino (Kuomintang, KMT) y el Partido Comunista Chino (PCCh), no solo determinó el rumbo de China, sino que también tuvo profundas repercusiones en la dinámica global de la Guerra Fría.

La revolución cultural de Mao

La revolución cultural de Mao

La caída de la dinastía Qing en 1912 marcó el fin de miles de años de gobierno imperial en China y la proclamación de la República de China. Sin embargo, el país pronto se sumergió en una era de fragmentación y guerras entre caudillos militares, lo que debilitó al nuevo gobierno republicano y sumió a la nación en un estado de caos. Durante este período de inestabilidad, surgieron dos fuerzas principales que buscaron unificar y modernizar China: el KMT, liderado por Sun Yat-sen y luego por Chiang Kai-shek, y el PCCh, fundado en 1921 bajo la influencia de la Revolución Rusa y liderado por Mao Zedong.

El KMT, apoyado inicialmente por la Unión Soviética, tenía como objetivo la creación de un estado republicano y modernizado, basado en los principios de nacionalismo, democracia y bienestar del pueblo. Por otro lado, el PCCh promovía una revolución proletaria inspirada en el marxismo-leninismo, enfocándose en la emancipación de los campesinos y trabajadores como base para una sociedad igualitaria. Las diferencias ideológicas y las luchas por el poder entre estas dos facciones se intensificaron después de la Expedición del Norte (1926-1928), una campaña militar del KMT para unificar China y eliminar a los señores de la guerra.

La guerra civil comenzó en 1927 con la ruptura de la alianza entre el KMT y el PCCh, una colaboración que había sido forjada para combatir a los señores de la guerra. Chiang Kai-shek, líder del KMT, inició una serie de purgas anticomunistas, conocidas como la Masacre de Shanghái, donde miles de comunistas y sus simpatizantes fueron asesinados. Esta traición marcó el inicio de una lucha prolongada y feroz entre ambos partidos.

Durante esta primera fase del conflicto, el PCCh adoptó tácticas de guerrilla y se replegó a las zonas rurales, donde Mao Zedong comenzó a desarrollar su estrategia de revolución campesina. La Larga Marcha (1934-1935) fue un momento crucial para los comunistas; aunque fue una retirada forzada ante el avance del KMT, consolidó el liderazgo de Mao y fortaleció la determinación del PCCh. Este episodio no solo se convirtió en un símbolo de resistencia y sacrificio, sino que también permitió al PCCh reorganizarse y ganar el apoyo de las poblaciones rurales, un factor decisivo en su eventual victoria.

La invasión japonesa de China en 1937 interrumpió temporalmente la guerra civil, ya que el KMT y el PCCh formaron un frente unido para resistir a los invasores. Esta alianza, sin embargo, fue frágil y estuvo plagada de desconfianza y conflictos internos. Mientras que el KMT, con su base de poder en las áreas urbanas, sufrió graves pérdidas y se enfrentó a problemas de corrupción y mal gobierno, el PCCh aprovechó la guerra para expandir su influencia en las zonas rurales y fortalecer su ejército, conocido como el Ejército Rojo.

El PCCh utilizó la resistencia contra Japón para presentarse como los verdaderos defensores del pueblo chino, contrastando con la percepción de que el KMT estaba más interesado en mantener su poder que en luchar efectivamente contra los invasores. Además, las tácticas de guerrilla y la movilización de masas del PCCh demostraron ser efectivas en este contexto, lo que le permitió ganar aún más apoyo entre los campesinos.

Con la rendición de Japón en 1945, las hostilidades entre el KMT y el PCCh se reanudaron casi de inmediato. A pesar del apoyo militar y financiero de Estados Unidos al KMT, los comunistas, ahora mucho más fuertes y experimentados, lograron ganar terreno rápidamente. La corrupción y la mala gestión dentro del KMT, junto con su incapacidad para ganar el apoyo popular, debilitó su posición y aceleró su caída. Además, el PCCh fue capaz de explotar las deficiencias del KMT, presentándose como una alternativa más justa y efectiva para gobernar China.

En 1949, el PCCh logró una serie de victorias decisivas, incluyendo la captura de las principales ciudades y la derrota de los ejércitos nacionalistas. El 1 de octubre de ese año, Mao Zedong proclamó la fundación de la República Popular China en Beijing, marcando el triunfo de los comunistas. Chiang Kai-shek y los restos del KMT se retiraron a la isla de Taiwán, donde establecieron un gobierno en el exilio que aún perdura, reclamando ser el legítimo gobierno de toda China.

La victoria comunista en la Guerra Civil China tuvo profundas repercusiones tanto en el ámbito nacional como internacional. En China, el PCCh implementó reformas radicales, incluida la colectivización de la agricultura, la nacionalización de la industria y la reforma agraria, transformando profundamente la sociedad y la economía chinas. La revolución también consolidó el poder de Mao Zedong y estableció un estado autoritario que controlaría la vida política y social del país durante décadas, llevándolo por un camino de transformaciones masivas, como el Gran Salto Adelante y la Revolución Cultural, que tuvieron impactos devastadores en la población.

En el contexto global, la victoria comunista en China fue un acontecimiento clave en la Guerra Fría, marcando una expansión significativa del comunismo en Asia y alterando el equilibrio de poder mundial. Para Estados Unidos, que había apoyado al KMT, la caída de China continental representó una pérdida estratégica significativa y fue vista como una amenaza a sus intereses en la región. Este hecho contribuyó a la intensificación de la política de contención del comunismo y al involucramiento estadounidense en conflictos en Asia, como la Guerra de Corea y, más tarde, la Guerra de Vietnam.

Plaza de Tiananmen, Pekín

Plaza de Tiananmen, China

La Guerra Civil China fue un conflicto complejo y multifacético que no solo determinó el destino de una nación, sino que también influyó profundamente en la dinámica global del siglo XX. La capacidad del PCCh para adaptarse, utilizar estrategias efectivas de movilización campesina y mantener un liderazgo cohesionado bajo Mao Zedong, frente a la corrupción y la falta de cohesión del KMT, fue fundamental para su victoria. Este conflicto subraya la importancia de la ideología, el liderazgo y la estrategia en la lucha por el poder político, y resalta cómo las decisiones tomadas en medio de la guerra pueden tener repercusiones duraderas en el tejido social y político de una nación.

Hoy, China se ha transformado en una de las principales potencias del mundo, y la historia de la Guerra Civil China sigue siendo un testimonio de la resiliencia, la capacidad de cambio y la complejidad de su camino hacia la modernidad y el poder global.