La política petrolera de Venezuela – Parte 2

por | POLÍTICA INTERNACIONAL

Cuando los precios del crudo de petróleo empezaron a bajar en la economía internacional, empezaron los problemas para Venezuela.

Bandera de Venezuela

Bandera de Venezuela

Entre 1982 y 1985, es cuando se produce el desplome del precio del petróleo. Las restricciones impuestas por la OPEP a los países que apoyaron a Israel durante la guerra del Yom Kippur empezaron a relajarse en la década de los 80. Los precios del crudo empezaban a bajar, y con ello los problemas para la economía venezolana. Además, de empezar a recibir menos ingresos, el Estado se había endeudado en su énfasis de continuar con un desarrollismo económico y social que posteriormente no podría pagar. En 1983 y 1988 se declararon dos moratorias. La política petrolera de Venezuela se derrumbaba.

También, las inversiones de capitales extranjeros, si ya de por sí sacaban parte de sus beneficios fuera de Venezuela, incrementaron tales acciones y dejaron de invertir ante las situaciones económico productivas pronosticadas. Durante el Pacto de Puntofijo, las exportaciones suponían el 93% de corte petrolera, y el Estado participaba en un 60%. La producción público-privada trabajaba codo con codo.

Evidentemente, como pasa en la mayoría de las crisis dentro de un sistema económico neoliberal, cuando te endeudas y entras en recesión, vienen los recortes públicos. Obviamente, si se te dispara el gasto y se te contraen los ingresos, primeramente habrá que corregir tal desajuste. Y si además dependes del capital extranjero para financiarte, se estará a merced de aquellos que vayan a financiar al Estado. Eso fue lo que pasó a partir de 1985 en Venezuela. La política petrolera de Venezuela había dado como resultado una casi completa dependencia del exterior.

En apoyo a PDVSA

En apoyo a PDVSA

Pero en 1999 llegó Hugo Chávez. Básicamente, y por supuesto debido de su carácter nacionalista anticolonialista y también antiimperialista, quiso jugar al régimen neoliberal pero fuera de sus fronteras. Estableció una participación mínima del Estado en la empresa del petróleo, concretamente un 51% de participación estatal en los proyectos de explotación petrolífera. Aunque eso sí, la petrolera PDVSA sería del Estado venezolano en su totalidad. Se intentaba pues, retener el capital y el poder petrolífero en la nación. Estas medidas fueron también acompañadas por unas políticas a la alza de los precios internacionales del petróleo por parte de la OPEP.

El capital transnacional seguía fluyendo a y desde Venezuela. La PDVSA continuaba con proyectos de financiación mixta tanto dentro de Venezuela como fuera de ella. Los capitales extranjeros operaban en Venezuela, así como Hugo Chávez comerciaba y pactaba alianzas para la venta de su petróleo allá donde le llevaran los dólares. Reconoció el capital privado como agente necesario para tal empresa. Por tanto, se podría decir que se adscribió al sistema neoliberal imperante. Aunque eso sí, recuperando y fortaleciendo la soberanía estatal venezolana para con sus recursos petroleros.

Si las políticas neoliberales internacionales tratan de minar al Estado nación por sus movimientos y flujos de capitales entre los diferentes Estados, a este respecto Venezuela con Chávez sí que produjo una retención de su soberanía productiva. Posteriormente se quiso insertar dentro de esta lógica económica neoliberal una vez tenía el poder del petróleo en sus manos. El problema -nuevamente-, es que en el mundo de las Ciencias Políticas, desafortunadamente, cuando se vive una situación problemática de necesidad extrema, se tiene la ignorante y la inútil creencia de pensar que la solución está justamente en el polo contrario más opuesto al polo problemático. Las personas tendemos a creer que las Ciencias Políticas son como las matemáticas o la física. Números concretos con soluciones concretas y dogmáticas. Pero no es así.

En política las soluciones pasan por la moderación, el respeto y la tolerancia -entre otras-. Y aunque en muchas ocasiones sean necesarias situaciones extremas y excepcionales, la implantación de un régimen político longevo ha de pasar siempre allá por donde vayan las corrientes de las coyunturas internacionales de acorde al mercado. El mercado y la liberalización es, de momento, lo más efectivo en política económica, siempre y cuando exista un mercado de competencia lo más perfecta posible con igualdad de oportunidades y con un liberalismo político fuerte, que sea capaz de separar y diversificar el poder.