El término utopía, como muchos otros, suele utilizarse de forma peyorativa para desacreditar algún tipo de ideología o ideal político que ciertos grupos o colectivos políticos y/o sociales propugnan como forma de crítica sobre un régimen político establecido, pero no es necesariamente un concepto negativo.

Representación utópica de New Harmony (Indiana), según Robert Owen (1838)

Representación utópica de New Harmony (Indiana), según Robert Owen

Cuando decimos que algo es una utopía, lo que en realidad estamos diciendo es que es algo inalcanzable, en término políticos. En relación a las ideologías políticas, lo que queremos decir es que ese tipo de sociedad es una entelequia, que solo existe en la mente de aquellos que lo defienden, pero que, en la práctica real, es completamente imposible de alcanzar. Sin embargo, para los defensores de utopías, en ningún caso atribuirán sus ideales políticos de utópicos. Dirán que son muy realistas y, por tanto, muy posibles de alcanzar. Existe, pues, una lucha entre realismo e idealismo. Un realismo que se define a sí mismo como una verdad universal e irrefutable sobre el mundo, en este caso político, que si bien puede cambiar, lo hará de forma muy paulatina y con unos límites muy estrictos con unas características propias de la humanidad y de la naturaleza que supeditan cualquier cambio que pueda producirse. El idealismo por su parte, tiene su origen en el cristianismo, y se define a sí mismo como una realidad que puede cambiar. Con unas características intrínsecas sobre la realidad actual cambiante, con límites moldeables. La utopía, pues, al igual que la dicotomía realismo/idealismo, es algo subjetivo. El hecho de que una realidad político-social sea la realidad absoluta o que por el contrario, todavía no se haya conseguido un molde de la realidad acorde a lo que debería ser (idealismo), son percepciones sujetas a un debate dialéctico entre los seres humanos. Nadie podrá demostrar científicamente, la realidad más absoluta en lo concerniente al único o mejor sistema político posible para la humanidad.

Isla utopía

Isla utopía

El origen de la utopía está en una obra del británico Thomas More a principios del siglo XVI, a modo de crítica sobre la situación política y social de la Gran Bretaña de la época. Una crítica en base a la conformación paulatina de la propiedad privada en la sociedad inglesa. En esta obra More describe una isla llamada utopía, donde existía un reparto y un acceso equitativo y justo a los recursos, y en donde no existía un conflicto de clases. Se producía una armónica división del trabajo. Todo ello, bajo la supervisión de un príncipe llamado Utopus. Aquí More lo que presenta, es la imposibilidad de que dicha sociedad ideal se pudiera llevar a cabo sin una férrea burocracia estatal y sin una autocracia supervisora. Un socialismo utópico que se basaba en La República de Platón. Lo que hace More, es una crítica al sistema político inglés del XVI. Y al plantear un príncipe como regidor supremo de la comunidad política, lo que se deja entrever es un cierto pesimismo antropológico del ser humano, lo que contrasta con ideologías como la anarquía, aunque esto puede ser objeto de debate acerca de la realidad.

Por lo tanto, un ideal político es una utopía o no, dependiendo del prisma -paradigma- que se adopte. Lo que sí es más clarificador, es que este término critica un orden político y social establecido, un establishment, un statu-quo. Así pues, a lo largo del desarrollo de la Revolución industrial, de los ideales ilustrados de la Revolución francesa, y del postmodernismo post Segunda Guerra Mundial, se producirán ideologías críticas en contra de los regímenes establecidos que serán catalogadas o no, como de utópicas, anti-utópicas o distópicas. Porque, prácticamente a nivel mundial, lo que impera es un orden neoliberal globalizado, produciendo análogamente, teorías críticas.

Es importante poder cambiar de paradigma y de percepción en relación con la realidad para poder situarse en una de las tres categorías, utopía, distopía y anti-utopía. Mientras que la utopía hace referencia a la búsqueda de una sociedad ideal -sea irrealizable o no-, la anti-utopía se refiere a un tipo de régimen actual deseado pero con ciertos defectos que lo hacen indeseable, y por lo tanto, ha de ser reformado. Por su lado, la distopía hace alusión a un tipo de sociedad completamente contraria a lo que se presupone como ideal político deseable. Es una sociedad indeseable para la vida humana y sus individuos. Así pues, dependiendo de la percepción y los valores políticos una misma ideología puede ser percibida como de una forma u otra. Lo que para algunos individuos un sistema político dado puede llegar a ser una utopía, para otros sin embargo, puede tener forma distópica.