Rousseau
Es el germen del pensamiento socialista. Todo este pensamiento, de Rousseau, parte de las premisas del liberalismo, pero dándoles una vuelta de hoja.
Jean-Jacques Rousseau
El discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres, 1755
Se presenta otra hipótesis del estado de la naturaleza. Tenemos a un Rousseau que presenta la teoría del buen salvaje, donde presupone que todo individuo nacido en un estado de naturaleza pre civil es bueno por naturaleza en tanto sus pensamientos no están contaminados por su racionalidad, son bondadosos y compasivos. Por naturaleza el hombre es bueno. Es una fase social, somos por naturaleza sociales, buenos y sentimentales. El sentimiento de solidaridad es el hegemónico gracias a estas particularidades. El estado de naturaleza es positivo.
Se presenta un diagnóstico sobre la evolución moderna de la sociedad. Una crítica sobre el desarrollo de la racionalidad y la división del trabajo. No es una racionalidad definida de forma singular, sino que se refiere a la racionalidad utilitarista de los liberales anglosajones, en la relación medios-fines, que de alguna forma se realiza en el cálculo individual costes-beneficios. Rompe con el sentimiento de solidaridad del estado de naturaleza. Esta racionalidad es la que anda detrás de la consolidación de la propiedad privada.
La división del trabajo, nos presenta una sociedad donde gradualmente se representa la productividad, el sedentarismo, la división entre ricos y pobres, etc., y la situación de guerra. Lo que realizan los seres humanos es un pacto de proporcionarse seguridad. Establece la legitimidad de los gobiernos, el establecimiento de las leyes y la política tal y como se concebía entonces. Rousseau no está justificando esta retórica, lo que viene a decir es que el producto de este pacto produce sociedades injustas y desiguales. Reproduce institucionalmente las condiciones desigualitarias previas, propias de las sociedades complejas. Es un contractualismo de corte liberal. Rousseau compara las sociedades salvajes con el ser humano moderno, que bajo una apariencia civilizada se procura un placer sin felicidad, una razón sin sabiduría. El origen entre la desigualdad es la instauración de un poder que reproduce las injusticias. La solución vendrá en El contrato social.
Emilio, o De la educación, 1762
Lo que hace en este libro es postular unos principios que se aplican ya no a los colectivos sociales, sino a los individuos en sí, a cómo se ha de educar a los infantes y a los adolescentes. Lo que hace es básicamente, distinguir entre dos fases de la educación propia del ser humano. La primera fase comprende de los 2-12 y la otra de los 12-15, que es fundamental. El ser humano cuando es infante, cuando está en fase salvaje sin el desarrollo de la racionalidad, es moralmente bueno, no tiene facultad de costes beneficios, etc. Sus pasiones son naturales. Pero en el umbral de la adolescencia, el ser humano desarrolla pasiones no naturales, debido al uso de la racional instrumental, medios-fines. Para alcanzar el placer individual. Lo que postula Rousseau es el cultivo de la virtud para remediar esto a través del esfuerzo propio, como la capacidad de vencer los instintos egoístas de la naturaleza en cuanto el ejercicio de la racionalidad medios-fines empieza a impregnarse en nuestro día a día. Se va perdiendo nuestra naturaleza solidaria propia del infante. Esta facultad tiene una versión política, que es cuando logramos que nuestra voluntad individual se identifique con la voluntad colectiva en el entorno social en el que nos encontramos. Cuando el individuo logra educarse en virtud es cuando el ser humano se convierte en ciudadano, de alguna forma transforma su propia naturaleza. La configuración de una comunidad política justa parte por ser ciudadanos con facultades virtuosas.
El contrato social, Rousseau
El contrato social, 1762
Es básicamente la exposición de un orden político justo. Es una descripción de lo que tendría que ser un estado político justo. No existen derechos naturales de ningún tipo. Todos los derechos y leyes son frutos de convenciones, por tanto, el establecimiento de una comunidad justa, es fruto también de una convención, en términos de contrato. Como todo lo que existe es convencional, de costumbres, podría establecerse los términos para que se produzca una comunidad política justa. Tenemos la presentación de un estado ideal, como Platón. No parte de unos presupuestos históricos. No hay derechos innatos, son todo convenciones.
La voluntad general es el resultado inmediato del pacto, donde se materializa el contrato social. Es la encarnación social del pacto. Es el mutuo beneficio que de alguna forma funda un compromiso colectivo que toma el nombre de voluntad general, y ésta constituye una comunidad política moral. En el momento mismo en el que se constituye el pacto se construye una voluntad general que se representa como un todo moral que es más que la suma de las partes, donde existe una noción de bien común. Una vez se cristaliza el pacto y estamos envueltos en este concepto, no se privilegia ningún interés individual y nuestra libertad queda subordinada a la obediencia de la voluntad general. “La voluntad general nos obliga a ser libres”. Solo somos libres sometiéndonos a esa voluntad general. Rousseau es quien anticipa el origen del totalitarismo posterior.
Soberanía popular
Es el reflejo jurídico de la voluntad general. La fuente de la ley pasa por la soberanía popular. Las leyes son normas de la comunidad que se da a sí misma en cuanto el pueblo las dicta y se las hace cumplir. Éste sería el único gobierno legítimo. Solo una sociedad donde todos participen en la elaboración de las leyes es un gobierno que tiene legitimidad en su ejercicio del poder. Se postula como un defensor de la democracia directa. También formula de una forma explícita el traspaso de la soberanía del ejecutivo al legislativo, con el concepto de soberanía popular. El concepto de soberanía lo funda Bodino que es la fuente de la ley, la fragmenta el liberalismo anglosajón donde estaría compartida, y la vuelve a concentrar Rousseau en el pueblo a través del legislativo. La fuente de soberanía para Rousseau es indivisible, no se puede compartir. Para él, la democracia directa es la única forma de garantizar que la soberanía no quede fragmentada.
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