El fundamentalismo islámico surge con la finalización de la Guerra Fría, tras el colapso de la URSS y el hundimiento del bloque comunista, surgió un nuevo movimiento de resistencia islámico que fue capaz de poner en jaque al mundo occidental y más concretamente a Estados Unidos. Que ya desde hacía tiempo era un objetivo de Al-Qaeda debido a su apoyo al sionismo y al obstáculo que éste suponía para el desarrollo del islamismo en Oriente Próximo.

Hamas

Hamás

Para comprender el surgimiento del fundamentalismo islámico es necesario mirar hacia atrás para analizar los estragos tanto del capitalismo como del comunismo en algunos países de Oriente Próximo, lo que propició un surgimiento nacionalista islámico al ver limitadas sus posibilidades de desarrollo debido al patrocinio extranjero de estas ideologías. El nacionalismo islámico, desconfiaba del Estado, al encarnar éste las políticas occidentales en el período de entreguerras, como en Egipto, de donde surgieron Los Hermanos Musulmanes, o políticas socialistas en el contexto de la Guerra Fría.

En el Egipto de antes de la Revolución egipcia de 1952 existía una fuerte influencia occidental, más por la parte británica, que impedía un desarrollo óptimo sobre todo de las clases medias, estudiantes y la intelligentsia. Tal fue así, que se produjo un desigual desarrollo urbano, desplazando a una parte importante de población egipcia desde Alto Egipto a la periférica de El Cairo, de donde salieron la mayor parte de los militantes del movimiento islámico para luchar contra la frustración de falta de identidad y crisis de desarrollo.

En el período de entreguerras (entre las dos guerras mundiales) se produjo un desarrollo del capitalismo en los países árabes que no era comparable al aumento de la calidad de vida del pueblo árabe. Por lo que, se produjeron sentimientos revolucionarios anticoloniales, que desembocaron en Estados socialistas. Siguiendo con el ejemplo egipcio, en 1952 se produjo una Revolución en Egipto a manos de Gamal Abdel Nasser, un líder precisamente emigrado desde Alto Egipto.

Corán

Corán

La frustración no cesó pese al cambio de régimen en los países árabes, los cuales fueron derivando en un caudillismo político. Esto no hizo, sino que aumentar aún más el desarraigo en los proyectos políticos por parte de un grupo variopinto de actores que tenían al Estado como principal enemigo en su lucha contra una modernización, que no podía producirse, bajo los auspicios ni del capitalismo ni del socialismo, y veían al islam como principal eje de identidad de su proyecto político. Así pues, la mayoría de los movimientos islámicos de los países de Oriente Próximo se decantaron por una modernización solidaria con una “economía moral”. La teoría populista islámica tomó fuerza en tanto los proyectos políticos socialistas que implantaron tras las revoluciones en contra del capitalismo occidental fracasaron. El movimiento islámico lo que realmente detestaba, era no poder acceder por unas causas u otras, a unos índices de desarrollo equiparable a los países desarrollados.

Un conflicto más que relevante en el auge del islamismo, fue la invasión soviética a Afganistán en 1979. El hecho que esta invasión fuera repelida por los muyahidines supuso un incremento moral y organizativo para el movimiento islámico. La financiación a los talibanes otorgada por Estados Unidos aumentó las posibilidades de influencia en la zona tras los fracasos de los proyectos arabistas y socialistas nacionales, además de utilizar el nuevo islamismo político en contra del comunismo. Una influencia que, sumado al apoyo norteamericano al sionismo, no ayudaba para que el islamismo radical no viese a Estados Unidos que principal amenaza una vez que la URSS se desintegró.

Las influencias occidentales durante el imperialismo no solo tuvieron como objetivo Oriente Próximo, ni tampoco fue la única zona donde se produjeron luchas de poder ideológico durante la Guerra Fría. También África y Asia sucumbieron primero a la modernización europea y al comunismo después de 1945. Aunque el auge del islamismo radical, no ha tenido un homólogo en ningún otro lugar. Cierto es que, este movimiento tiene un fuerte componente religioso y cultural que diferencia a otros movimientos de resistencia que pudieran surgir en África o Asia. El islam actúa como un elemento de arraigo cultural entre la comunidad árabe que además se acentúan con las tensiones históricas-religiosas entre cristianismo e islam. La incapacidad de crear un proyecto político plausible es alimentada con la frustración de no haber podido establecer una forma de vida moderna y cultural basada en el islam e influenciada por culturas, religiones y proyectos políticos ajenos al pueblo árabe.