Franco, de la infancia al alzamiento de 1936. Parte 1

por | PENSAMIENTO POLÍTICO

Francisco Franco Bahamonde (1892-1975) fue una figura compleja y polémica cuya vida estuvo marcada por la disciplina militar, la ambición personal y el contexto histórico de un país en constante transformación.

Franco

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Infancia y Contexto Familiar

Francisco Franco Bahamonde nació el 4 de diciembre de 1892 en El Ferrol, una ciudad gallega con una fuerte tradición naval y militar. El Ferrol estaba estrechamente vinculado a la Armada Española, siendo uno de los principales centros de construcción y mantenimiento de buques, lo que influyó significativamente en los primeros años de Franco. Su familia pertenecía a la clase media alta, con raíces militares que se remontaban varias generaciones.

Su padre, Nicolás Franco Salgado-Araújo, era un oficial de la Armada conocido por su carácter autoritario, pero también por su vida personal caótica. Nicolás tuvo numerosos conflictos maritales debido a su infidelidad y su comportamiento impredecible, lo que lo llevó a abandonar a su familia en 1907, cuando Francisco tenía solo 14 años. Este acto dejó una marca indeleble en el joven Franco, quien desarrolló un sentido de responsabilidad hacia su madre y hermanos.

María del Pilar Bahamonde, su madre, era una mujer profundamente religiosa, conservadora y disciplinada. Asumió el rol principal en la educación de sus hijos, inculcándoles valores como la obediencia, la austeridad y la fe católica. Franco mantuvo una relación muy cercana con su madre, quien se convirtió en una figura central en su vida incluso en la adultez.

En cuanto a sus hermanos, Francisco era el segundo de cinco hijos. Nicolás, su hermano mayor, siguió una carrera diplomática, mientras que Ramón, el menor, fue un aviador que tuvo una vida mucho más excéntrica. A pesar de compartir orígenes familiares, las diferencias entre los hermanos Franco se hicieron evidentes con el tiempo, y Francisco mantuvo una relación distante con la mayoría de ellos.

De niño, Francisco Franco era reservado, introvertido y disciplinado, características que marcarían toda su vida. Mostró desde joven una personalidad seria y poco inclinada a las travesuras típicas de la infancia. Sus compañeros de escuela lo describían como poco sociable, metódico y con una madurez que contrastaba con su edad.

Formación Militar: La Academia de Toledo y los Primeros Años

El entorno militar de El Ferrol y la influencia de su padre marcaron el deseo de Franco de seguir una carrera en las fuerzas armadas. Inicialmente, su aspiración era ingresar en la Armada, pero tras el desastre del 98 y la pérdida de las últimas colonias españolas, las oportunidades en la Marina se redujeron drásticamente. Así, en 1907, Franco decidió ingresar en la Academia de Infantería de Toledo, comenzando su trayectoria en el Ejército de Tierra.

La Academia de Toledo era una de las instituciones militares más prestigiosas de España, conocida por su rigor académico y su énfasis en la disciplina. Allí, Franco destacó no por su brillantez intelectual, sino por su dedicación y capacidad para cumplir órdenes. Sus instructores lo describieron como un cadete meticuloso y serio, aunque carente de la chispa que destacaba a otros estudiantes. Su falta de carisma quedó compensada por su perseverancia y habilidad para seguir las reglas al pie de la letra.

En 1910, se graduó con el rango de segundo teniente y fue destinado a guarniciones en la península. Durante estos primeros años, Franco desarrolló una obsesión por el orden y la jerarquía, valores que se convertirían en pilares fundamentales de su visión del mundo.

Francisco Franco

Francisco Franco

Marruecos: Un Campo de Batalla y de Ascenso

El verdadero punto de inflexión en la carrera de Franco llegó en 1912, cuando fue destinado al Protectorado Español en Marruecos. Este territorio, compartido con Francia, era una región estratégica y conflictiva, donde las tribus rifeñas resistían con ferocidad el control colonial. Marruecos ofrecía a los jóvenes oficiales la oportunidad de ascender rápidamente en el escalafón militar, aunque a un alto coste personal.

Franco llegó a Marruecos en un momento de gran inestabilidad, donde las tácticas tradicionales del Ejército Español se enfrentaban a la guerra de guerrillas de las tribus locales. Desde sus primeras misiones, demostró una gran habilidad táctica y un notable valor en combate. Fue conocido por liderar a sus hombres con decisión, aunque mantenía una distancia emocional con ellos, reforzando su imagen de oficial frío pero eficaz.

En 1916, Franco fue gravemente herido durante una operación en El Biutz. Una bala le perforó el abdomen y estuvo al borde de la muerte. Este incidente marcó un antes y un después en su vida, consolidando su reputación como un hombre de hierro. Su recuperación fue rápida y su heroísmo en Marruecos le valió múltiples ascensos, incluido el de comandante.

En 1920, Franco jugó un papel decisivo en la fundación de la Legión Española, una unidad de élite inspirada en la Legión Extranjera Francesa. La Legión se convirtió en un símbolo del heroísmo militar español, y Franco, como su primer comandante efectivo, reforzó su imagen de oficial disciplinado y leal a los valores tradicionales. En 1923, ya era teniente coronel, y su reputación como estratega militar seguía creciendo.

Vida Personal y Matrimonio

En 1923, Francisco Franco contrajo matrimonio con Carmen Polo Martínez-Valdés, una joven perteneciente a una familia burguesa de Oviedo. Su enlace se produjo en un momento crucial en la vida de Franco: tras años de destacarse como militar en Marruecos, estaba consolidando su posición como uno de los oficiales más prometedores del Ejército español. La elección de Carmen como esposa reflejaba los valores tradicionales de Franco y su deseo de proyectar una imagen de estabilidad familiar y religiosa.

Carmen Polo era conocida por su carácter reservado, pero también por su fuerte personalidad y devoción a la religión católica, rasgos que la hicieron compatible con Franco, cuya vida estaba profundamente influida por el catolicismo. La boda, celebrada con gran solemnidad en Oviedo, contó con la asistencia de importantes personalidades militares y sociales, consolidando aún más la posición de Franco dentro de la élite militar.

La relación entre Franco y Carmen estuvo marcada por una dinámica de respeto mutuo y roles bien definidos. Carmen asumió el papel de esposa tradicional, apoyando la carrera de su marido y protegiendo la vida privada de la familia. Aunque Franco era reservado y mantenía un estilo autoritario incluso en el ámbito doméstico, Carmen era su confidente y la encargada de gestionar las relaciones sociales de la pareja. Este rol fue crucial cuando Franco comenzó a ascender en el ámbito político-militar, ya que Carmen era vista como un puente entre él y los círculos sociales conservadores.

En 1926, la pareja tuvo a su única hija, Carmen Franco Polo. La llegada de su hija reforzó la imagen de Franco como un hombre de familia, comprometido con los valores tradicionales. Aunque la relación entre padre e hija fue cercana, Franco mantuvo con ella el mismo tono de reserva que caracterizaba sus otras relaciones personales. Carmen, por su parte, creció en un ambiente de disciplina y rigidez, moldeada por los valores conservadores de sus padres.

Franco era conocido por su carácter austero, lo que se reflejaba en su vida personal. A pesar de ocupar posiciones de prestigio, evitaba los excesos y vivía con modestia en comparación con otros oficiales de su rango. Esta austeridad, combinada con su devoción religiosa, contribuyó a construir una imagen pública de integridad y compromiso, elementos clave para ganar el apoyo de sectores conservadores y religiosos.