La procedencia étnica de los gitanos

por | POLÍTICA INTERNACIONAL

Para comprender quiénes son los gitanos hoy, es imprescindible desenredar el hilo de su milenaria diáspora, un viaje que no comenzó en Egipto, como sus primeros exónimos sugerían, sino a miles de kilómetros al este, en el corazón del subcontinente indio.

Gitanos húngaros, 1905

Gitanos húngaros, 1905

Esta etnia, conocida en sus diversas ramas como Rom, Sinti, Manouche o Calé (en España), ha vivido en el continente europeo durante más de 700 años, pero su presencia ha estado perpetuamente envuelta en mitos, romanticismo y, sobre todo, una profunda y sistemática persecución.

El origen de los gitanos: el rastro de la India

Durante la Edad Media y gran parte de la Edad Moderna, la Europa sedentaria no supo cómo catalogar a estos grupos itinerantes. Las primeras crónicas que registran su llegada a Europa central y occidental, a principios del siglo XV, los describen como «peregrinos» o «Duques del Pequeño Egipto». Esta autodenominación (o mala interpretación europea) fue tan poderosa que de ella derivan muchos de sus nombres: Gypsies en inglés (de Egyptians), Gitanos en español (de Egipcianos) o Gjupci en albanés. Ellos mismos, en ocasiones, fomentaron esta leyenda, quizás como una estrategia de supervivencia para obtener salvoconductos y un estatus de peregrinos cristianos penitentes.

La verdad, sin embargo, permaneció oculta en el habla cotidiana de esta etnia. No fue hasta finales del siglo XVIII, en 1782, cuando un lingüista alemán, Johann Rüdiger, escuchando hablar a una mujer romaní, identificó una conexión irrefutable. Su idioma, el romaní, no era una jerga ni un dialecto europeo, sino una lengua estructurada perteneciente a la familia indoeuropea, concretamente a la rama indoaria. Rüdiger demostró su parentesco directo con el sánscrito y su similitud con lenguas modernas del norte de la India, como el hindi, el punyabí o el maratí.

Este descubrimiento lingüístico fue la primera prueba científica de su origen. El romaní contiene un léxico básico para números, partes del cuerpo y acciones cotidianas que es inequívocamente indoario. Más fascinante aún, la lengua actúa como un fósil viviente de su migración: sobre esta base sánscrita, el romaní fue incorporando préstamos léxicos del persa (farsí), el armenio, el griego bizantino y, posteriormente, de las lenguas eslavas y romances, trazando un mapa de su éxodo.

En las últimas décadas, la genética ha confirmado de manera concluyente lo que la lingüística ya había establecido. Estudios de ADN, analizando haplogrupos específicos tanto del cromosoma Y (linaje paterno) como del ADN mitocondrial (linaje materno), sitúan el origen de la población fundadora de los gitanos en el noroeste de la India, en una región que hoy comprendería los estados de Punyab y Rayastán.

Los datos cuantitativos de la genética sugieren que esta migración fundacional no fue masiva, sino que partió de un grupo relativamente pequeño. El éxodo de la India no fue un evento único, sino probablemente una serie de migraciones que comenzaron alrededor del año 1000-1100 d.C. Los motivos exactos de su partida son objeto de debate académico. Las teorías más aceptadas, como la defendida por el académico Ian Hancock, sugieren que sus ancestros podrían haber sido una casta de guerreros (posiblemente Rajputs) y sus familias, reclutados para repeler las invasiones de Mahmud de Ghazni. Tras ser derrotados, iniciaron un lento desplazamiento hacia el oeste, primero hacia el Imperio Persa y luego hacia el Imperio Bizantino, llevando consigo sus oficios tradicionales como herreros, músicos y artesanos.

La gran diáspora y la identidad de los gitanos

Este largo viaje, que duró siglos, forjó su identidad. Al llegar al Imperio Bizantino (Anatolia y los Balcanes) alrededor del 1300, ya eran un pueblo diferenciado, con una protocultura común. Fue aquí donde probablemente adoptaron el cristianismo (mayoritariamente ortodoxo) y donde pasaron un tiempo considerable, como atestigua la enorme influencia del griego en su idioma.

Desde los Balcanes, principalmente desde Rumanía (donde sufrieron una brutal esclavitud que duró 500 años, hasta mediados del siglo XIX), los gitanos se expandieron por toda Europa en dos grandes oleadas. La primera, en los siglos XIV y XV, los llevó a Europa Central (Bohemia, Hungría, Alemania) y Occidental (Francia, Italia y España). Una segunda oleada se produjo en el siglo XIX tras la abolición de la esclavitud en Rumanía.

¿Por qué son tan característicos? La respuesta radica en el Romanipén (o Rromipen). Este concepto intraducible es la esencia de la «gitanidad». No es solo un conjunto de costumbres, sino un código de honor, una cosmovisión y un sistema de leyes no escritas que rigen la vida comunitaria. El Romanipén se basa en pilares fundamentales:

  1. La familia extensa: Es el núcleo de la organización social. La lealtad a la familia y al linaje es primordial.
  2. El respeto a los mayores: Los ancianos (patriarcas o tíos) son los depositarios de la sabiduría, la tradición y, a menudo, actúan como jueces en disputas internas a través de un consejo conocido como la Kriss.
  3. La lengua (Romaní/Caló): Aunque el romaní puro se ha perdido en muchos lugares (como en España, donde fue reemplazado por el caló, un paralenguaje que mezcla léxico romaní con gramática castellana), el idioma sigue siendo un marcador vital de identidad.
  4. Conceptos de pureza y respeto (Patjiv): Existen complejas nociones sobre lo que es «puro» (lacho) e «impuro» (marimé), que afectan a la higiene, la comida y las interacciones sociales, regulando la cohesión del grupo frente al mundo exterior (payo o gadjo).

Esta fuerte cohesión interna fue, paradójicamente, tanto su salvación como el motivo de su persecución. La Europa moderna, en pleno proceso de construcción de Estados-nación centralizados, no toleraba a un grupo transnacional, sin territorio fijo, con leyes propias y que resistía activamente la asimilación.

La expansión de los gitanos por el mundo no fue voluntaria, sino una consecuencia directa de la persecución. Casi todos los Estados europeos promulgaron leyes antigitanas. Se les prohibió hablar su idioma, vestir sus ropas y practicar sus oficios. Fueron expulsados, marcados, enviados a galeras o, en el peor de los casos, exterminados. Esta persecución alcanzó su cénit genocida durante la Segunda Guerra Mundial en el Porrajmos (el «Devorador»), el Holocausto gitano, donde se estima que entre 250.000 y 500.000 gitanos (Roma y Sinti) fueron sistemáticamente asesinados por el régimen nazi y sus aliados.

La llegada de los gitanos a España y el contexto andaluz

La historia de los gitanos en España es un microcosmos de esta dualidad de acogida y rechazo. El primer documento que atestigua su presencia data de 1425, en Zaragoza. Un salvoconducto expedido por el rey Alfonso V de Aragón a favor de «Don Juan de Egipto Menor». Durante las primeras décadas, estos grupos recorrieron la península siendo recibidos con curiosidad y, en general, buena acogida, amparados por sus supuestos salvoconductos papales como peregrinos.

Gitanos españoles en Granada, España

Gitanos españoles en Granada, España

La llegada a Andalucía está documentada poco después, con los primeros grupos llegando a Jaén y Andújar en 1462. El contexto de la Andalucía del siglo XV era único. Era una tierra de frontera, marcada por la inminente caída del Reino Nazarí de Granada (1492). Era una sociedad diversa, un crisol de culturas (cristianos, musulmanes mudéjares y judíos) a punto de ser sometida a una homogeneización forzosa.

¿Por qué se establecieron tantos gitanos en el sur de España, y concretamente en Andalucía? El punto de inflexión fue 1499. Con el proyecto de unificación religiosa y cultural de los Reyes Católicos en marcha, se dictó la primera ley contra los gitanos. Esta ley es fundamental para entender todo lo que vino después. No buscaba la expulsión (como sí ocurrió con judíos y musulmanes), sino la asimilación forzosa. Se les ordenaba abandonar su vida nómada, tomar oficios conocidos, dejar su lengua y sus «trajes».

Esta legislación y las más de 200 leyes que le siguieron durante los siguientes 300 años fracasaron en su intento de asimilación, pero lograron dos cosas: criminalizaron su modo de vida y los empujaron a los márgenes de la sociedad.

Andalucía se convirtió en un lugar de asentamiento paradójico. Por un lado, las nuevas políticas represivas los empujaban a sedentarizarse en los arrabales de las ciudades (como Triana en Sevilla o el Sacromonte en Granada) o a buscar refugio en el campo, trabajando como jornaleros o herreros en los grandes latifundios. Por otro lado, esta Andalucía vibrante, multicultural (aunque reprimida) y popular, ofreció un terreno fértil para un extraordinario sincretismo cultural.

Es imposible entender la cultura andaluza sin la aportación gitana. Y es aquí donde nace el Flamenco. Aunque sus orígenes son debatidos, la opinión académica más extendida, defendida por eruditos como Antonio Manuel, es que el flamenco nació como el canto de dolor compartido por los marginados de Andalucía en los siglos XVI y XVII: gitanos, moriscos y jornaleros castellanos empobrecidos. Los gitanos no «inventaron» el flamenco, pero fueron su catalizador fundamental, aportando su genio musical, su Romanipén y su experiencia de persecución a las formas musicales andaluzas preexistentes.

El proceso de asentamiento de los gitanos en Andalucía se vio brutalmente interrumpido por eventos como la «Gran Redada» de 1749, un intento de genocidio de estado ordenado por Fernando VI, que encarceló a casi 10.000 gitanos en un solo día para destinarlos a trabajos forzados.

Distribución y situación actual de la etnia gitana

Hoy en día, los gitanos son la minoría étnica más grande de Europa. Aunque los censos son difíciles (muchos no se identifican por temor a la discriminación), las estimaciones cuantitativas del Consejo de Europa y la Fundación Secretariado Gitano sitúan la población total en Europa entre 11 y 12 millones de personas.

Las mayores poblaciones no se encuentran en España, sino en Europa del Este y los Balcanes, resultado de su historia migratoria y la esclavitud en Rumanía. Las estimaciones por país son:

  • Turquía: aprox. 2.750.000
  • Rumanía: aprox. 1.850.000
  • Rusia: aprox. 825.000
  • Bulgaria: aprox. 750.000
  • España: aprox. 725.000 – 750.000 (de los cuales, casi la mitad vive en Andalucía)
  • Hungría: aprox. 700.000
  • Serbia: aprox. 600.000
  • Eslovaquia: aprox. 500.000

También existen comunidades significativas en las Américas, especialmente en Brasil y Argentina, descendientes de gitanos que emigraron (muchas veces forzados o deportados) desde la Península Ibérica.

La situación actual de la etnia gitana en Europa es, en muchos aspectos, crítica. A pesar de los avances en derechos civiles, el pueblo gitano sigue enfrentándose a un racismo estructural profundo y específico, conocido como antigitanismo.

En España, aunque la situación es comparativamente mejor que en muchos países del Este, los retos persisten. La población gitana española ha experimentado una profunda transformación, siendo hoy mayoritariamente sedentaria y urbana. Sin embargo, siguen existiendo graves bolsas de exclusión social, altas tasas de fracaso escolar y barreras en el acceso a la vivienda y al empleo.

La procedencia étnica de los gitanos es una historia milenaria de supervivencia. Su origen indio, probado por la lingüística y la genética, es el punto de partida de una diáspora que ha definido su identidad, el Romanipén, como un mecanismo de resistencia cultural. Su viaje a través de Europa y su asentamiento en lugares como Andalucía es un testimonio de su capacidad de adaptación y de fusión cultural (dando lugar al flamenco), pero también la crónica de una persecución que, bajo la forma moderna del antigitanismo, sigue siendo el mayor obstáculo para su plena inclusión y ciudadanía en el siglo XXI.

 

Bibliografía Académica

  • Fraser, Angus (1992). The Gypsies (The Peoples of Europe). Blackwell Publishers.
  • Hancock, Ian (2002). We are the Romani People (Ame Sam E Rromane Džene). University of Hertfordshire Press.
  • Fundación Secretariado Gitano (FSG). (Varios informes y publicaciones). Datos sobre población y situación social.
  • Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA). (2020). Roma and Travellers Survey.
  • Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 (Gobierno de España). Historia del Pueblo Gitano.
  • Manuel, Antonio (2019). Flamenco: Arqueología de lo Jondo. Editorial Almuzara.
  • Matras, Yaron (2005). Romani: A Linguistic Introduction. Cambridge University Press.